Reportajes

La Coronilla de la Divina Misericordia: un regalo de Jesús a la humanidad

En las profundidades de una Polonia convulsionada por los horrores de la Segunda Guerra Mundial, floreció una devoción que trascendería las fronteras del tiempo y el espacio. Santa Faustina Kowalska, una humilde religiosa polaca, fue el instrumento elegido por Jesús para revelar al mundo una de las facetas más conmovedoras del amor divino: la infinita misericordia de Dios.

A través de visiones y revelaciones privadas, Jesús se comunicó con Sor Faustina, confiándole una misión trascendental: dar a conocer al mundo la profundidad de su misericordia y ofrecer a la humanidad un arma poderosa para la salvación: la Coronilla de la Divina Misericordia.

En 1935, la santa experimentó una visión aterradora: un ángel enviado por Dios para castigar a la tierra por sus pecados. Aterrorizada por esta visión, Sor Faustina se entregó a la oración, implorando la misericordia divina. Sin embargo, sus plegarias parecían no ser escuchadas. Fue entonces cuando tuvo un encuentro celestial que cambiaría su vida y la de millones de personas.

En esta visión, la Santísima Trinidad se le apareció e inundó su alma con una gracia inefable. Al día siguiente, una voz interior le dictó una sencilla oración que debía ser rezada utilizando un rosario común. Esta oración, que más tarde sería conocida como la Coronilla de la Divina Misericordia, se convertiría en un tesoro espiritual para la Iglesia y para todos aquellos que buscan la cercanía de Dios.

¿Cómo rezar la Coronilla de la Divina Misericordia?

1. Inicio: Se comienza con la señal de la Cruz y luego se reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Credo.

2. Cuentas del Padre Nuestro: En cada cuenta grande, se reza: “Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero”.

3. Cuentas del Ave María: En cada cuenta pequeña, se reza: “Por Su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero”.

4. Conclusión: Se concluye rezando tres veces: “Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten misericordia de nosotros y del mundo entero”.

5. Oración para concluir (opcional):

Oh Dios Eterno, en quien la misericordia es infinita y el tesoro de compasión inagotable, vuelve a nosotros Tu mirada bondadosa y aumenta Tu misericordia en nosotros, para que en momentos difíciles no nos desesperemos ni nos desalentemos, sino que, con gran confianza, nos sometamos a Tu santa voluntad, que es el Amor y la Misericordia mismos. Amén.

La Coronilla: Un arma poderosa contra el pecado

Jesús mismo aseguró a Santa Faustina que quien rezara esta coronilla recibiría grandes gracias, especialmente a la hora de la muerte. La Coronilla se presenta como una última tabla de salvación para los pecadores más empedernidos, una vía directa para experimentar la infinita misericordia de Dios.

A través de la Coronilla, los fieles pueden:

Conectar con el corazón misericordioso de Jesús: Al meditar en la Pasión de Cristo y en su amor infinito, los fieles experimentan una profunda unión con Dios.

Obtener perdón y sanación: La Coronilla es un poderoso instrumento de purificación y renovación espiritual.

Sentir la paz interior: Al confiar en la misericordia divina, los fieles encuentran consuelo y esperanza en medio de las dificultades de la vida.

Colaborar en la salvación del mundo: Al rezar la Coronilla, los fieles se unen a la obra de redención de Cristo y contribuyen a la salvación de las almas.

La Coronilla de la Divina Misericordia es un regalo inestimable que Jesús ha dejado a la humanidad. Al rezarla con fe y devoción, podemos experimentar la inmensidad de su amor y misericordia, y encontrar la paz y la alegría que tanto anhelamos.

Con información de Marianos.org

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